El lenguaje de la muerte en masa no comenzó sino hasta 1978, ni fue Jim Jones el único líder del templo en hablar de ello.
Un memo titulado “A Quien Corresponda” de Carolyn Layton bosqueja lo preparada que estaba la comunidad de Jonestown al tratarse de prevenir a sus residentes de ser forzados a regresar a los Estados Unidos en contra de la “voluntad colectiva”. Mientras que el memo aborda la preocupación inmediata de John Victor Stoen, reconoce de forma directa que “pragmáticamente”, el asunto de John Victor Stoen “no es un caso de custodia aislado para nosotros… Si John Stoen fuese removido del colectivo, sería el primero en una serie de intentos similares”.
Bajo estas presiones, Carolyn Layton escribió, “hemos decido que moriríamos si fuera requerido y nos pareciera que lo fuera… nosotros hicimos una resolución de la que no teníamos idea alguna de cuál sería el resultado, así que sentimos genuinamente que nuestra resolución podría terminar en violencia o muerte”.
No hay indicación de quien fuera la audiencia para el memo. Se refiere a lectores potenciales – Jim Jones, Lionel Luckhoo el abogado del templo de Guyana, y Ptolemy Reid, uno de los aliados más políticamente poderosos en el gobierno – en tercera persona. Tampoco parece estar escrito para la gente de Jonestown, a quien Layton describe pero no se dirige. Podría ser un memo para el archivo, donde fue descubierto luego de las muertes en Jonestown, un año más tarde.
Esta es la mejor copia disponible del memo.
Memo “A quien corresponda”
A quien corresponda:
Escribo esto en consideración de las razones fundamentales de nuestro acto y lo desesperado de la situación. Muchos de los matices sospechosos no han sido bosquejados en la cronología anterior, pero aludiré brevemente a ellos aquí en la confidencialidad. Le pedí a Harriet [Tropp] que añadiera algo de su pensamiento ya que ella es más articulada que yo.
Un conjunto de circunstancias que se añadieron a nuestras aprehensiones fue que varios ministros de altura en el gobierno dijeron que no podíamos confiar en la palabra de otro ministro. Eso pareció sucedernos repetidamente. Suplicábamos averiguar si había alguien en quien confiar.
En segunda, recibimos muchas promesas de “No se preocupen”, pero ninguna estrategia tangible frente a nosotros de cómo la situación pudiera ser manejada mejor. Hemos pedido especificaciones en pocas ocasiones y nunca se aproximaron. Seguimos el consejo de Luckhoo [el abogado de Guyana, Lionel], pero él contaba con el regreso del Dr. Reid [Ptolemy Reid, primer viceministro] para poner algún tipo de alto a los procedimientos ilegales.
Pragmáticamente el asunto de John Stoen no es un caso aislado de custodia para nosotros. Desde la perspectiva política sabemos que si no conseguimos respaldo en el asunto, ¿en qué momento podríamos tener confianza en que el gobierno va a respaldarnos en asuntos mucho más controversiales? También sabemos que si John Stoen fuera removido del colectivo, sería el primero de una seria de intentos similares. Fue, de hecho, un precedente que de ser exitoso daría a muchos otros el coraje de hacer intentos similares. Fue en efecto por el bien del colectivo que decidimos como grupo tomar una posición en el asunto John Stoen. Jim había presentado al grupo entero las alternativas que él se fuera a la cárcel o simplemente tomar a John e irse. Ambas de esas alternativas fueron totalmente inaceptables para el grupo. Jim estaba dispuesto a entregar totalmente a John si ese fuera la voluntad del colectivo. Esto contra la recomendación de muchos de nosotros con el de que era definitivamente por el bien colectivo que defendiéramos, incluso hasta la muerte, el caso de John Stoen. Un factor añadido es que ningún niño aquí se sentiría nunca más seguro si nosotros entregásemos a John Soten. No habría ninguna manera de ocultar esto a sus compañeros.
También habíamos alcanzado el punto en el que era concebible para nosotros que un golpe había en efecto tenido lugar en la ausencia de Reid, y los otros oficiales. Ciertamente teníamos datos concretos que nos condujeran a esa posible conclusión. Además, estamos muy conscientes de las realidades políticas del país en este tiempo. Sabemos que es año de elección, hay una huelga seria del azúcar que perjudicará sustancialmente la estabilidad económica del país y hay cierto deseo incrementado de mantener fechas con E.U.A para recibir dinero de ayuda. Somos del todo empáticos con las luchas de este país tercermundista. También somos conscientes del hecho de que tenemos que tener respaldo gubernamental para sobrevivir aquí como un grupo socialista. Somos más “comunistas” que muchos aquí, lo sabemos y somos una comunidad modelo un sentido muy positivo.
Siento, así como otros también, que el respaldo de otros socialistas y comunistas es de lo más crucial para nuestra sobrevivencia aquí. El imperialismo de E.U como largos tentáculos y como el mayor contrapeso es la forma en que este país luce a los ojos de otros socialistas y naciones de tercer mundo.
Si usted hubiera visto el patetismo de la situación, hubiera sabido de inmediato que nosotros no estábamos involucrados en ninguna estrategia. Con la visión de aquellos escudriñándonos desde un arbusto con sus binoculares, y tiros disparados en ciertas ocasiones, y con el conocimiento de que en cualquier momento el mariscal podría estar viniendo a arrestar a Jim, o con una orden de registro (Luckhoo dijo que una orden de registro era posible), hemos decidido que nosotros moriríamos si fuera requerido y nos pareciera que lo fuese. En este tiempo no habíamos recibido ninguna aseguración concreta de nada. Nadie que no haya enfrentado a la muerte puede comprenderlo completamente. Una fila de gente con chafarotes sólo esperando.
Un factor final que hay que mantener en mente fue que un oficial de gobierno muy bien posicionado nos dijo cuándo el caso John Stoen apareció por primera vez que tendríamos que seguir el proceso y que no había nada que pudieran hacer por nosotros. También dijo que tal vez Jim tendría que sacrificar a John a la larga. Este hecho junto a todos los otros eventos que siguieron, se añadieron a nuestra resolución final de que tendríamos que traer el caso a la atención de todos, y hacer un compromiso con ello, si la seguridad futura del grupo hubiera de ser mantenida. Si la presión (enorme presión) no hubiera sido exhortada, sabemos que los pasos tomados después para ayudarnos no habrían sido tomados. Cuando hicimos nuestra resolución no teníamos idea alguna de cual sería el resultado, así que sentimos genuinamente que nuestra resolución podría fácilmente terminar en violencia y muerte.
No he capturado la totalidad de la situación, ni tampoco soy lo suficientemente capaz de traducir todas las complejidades y fallas. Recuerdo justo ahora dos puntos importantes que olvidé antes. Un alguacil vino unos cuantos días antes y grabó a nuestra gente que estaba siendo entrevistada acerca de un robo. También olvidé mencionar que Potmore era en efecto un policía que había sido enviado para chequearnos (el policía nos admitió esto después). Quizás harriet pueda desarrollar más en los puntos que a mí se me han escapado.